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Hace casi mes y medio que Fernando Fernández-Vivancos y Pepe Saldaña partieron hacia Pakistán. Fue el pasado 1 de junio cuando la Expedición Granadina Nanga Parbat 2016 iniciara su aventura. Tiempo más que suficiente como para haber tenido diferentes experiencias y situarse ya a poco de instalar el Campo 2, a 6.100 metros, todavía a 2.025 metros de la cumbre.
Tras llegar a Karakórum, se entrevistaron con el presidente del Club Alpino Pakistaní, al que le explicaron su proyecto el tres de junio, para al día siguiente emprender viaje a Chilas, donde llegaron el día 5 tras una 'paliza' de 19 horas para recorrer 400 kilómetros por una carretera inhóspita y desastrosa. "Tenemos el cuerpo 'molío', vaya paliza", aseguraba Fernando.
Una vez ubicados en el Campo Base (4.100 metros), el pasado 10 de junio abrieron camino por el glaciar, según decía Fernando "muy peligroso", hasta el Campo 1 donde hicieron el porteo en un día que subrayaban había sido "muy duro". La Expedición Granadina Nanga Parbat 2016 se encontraba ya el 14 de junio, hace un mes, en Campo 1 (4.900 metros) para al día siguiente empezar a abrir ruta a Campo 2. "Estamos flipando. Solo un italiano y un búlgaro en el Campo Base", explicaba Fernando.
Encordando hasta los 5.500 metros
Y continuaba el laborioso trabajo de encordar metros y metros. El 20 de junio anunciaban los expedicionarios: "Muy buenas. Ya hemos equipado unos 350 metros de cuerda sobre 5.500 metros de altura. Seguimos hacia Campo 2. La montaña es guapísima, pero muy equipada". Seguían llegando informaciones positivas y alentadoras de su buen estado y las fuerzas que tienen.
El 25 de junio enviaron más imágenes de la zona y ascendiendo por una ladera impresionante y el 26 aprovecharon, una vez realizada la labor de equipamiento, para lavar ropa y preparar más material. Y el 4 de julio envían una imagen impresionante siguiendo equipando y encordando con inmensas nubes y sol luminoso tras ellas.
Y este pasado martes, Fernando y Pepe nos informan que ya habían equipado el corredor Kinshofer, un largo muro de nieve/hielo de 1.000 metros y unos 55-60º, que da acceso al Muro Kinshofer. Dicen que técnicamente no es muy difícil pero la visión que se va teniendo según se va ascendiendo, "llega a ser estremecedora, un tobogán de 1.000 metros que termina en el mismo glaciar Diamir. El corredor es largo, largo, muy largo". Al final del mismo se van a topar con el Muro Kinshorfer, aproximadamente 100 metros de roca prácticamente vertical con alguna fractura en la continuidad, por donde se escala medio en libre, medio en mixto, medio en artificial, muy exigente sobre todo las primeras veces por la falta de aclimatación y por el peso de las mochilas, cargadas con todo lo necesario para equipar los campamentos superiores.
Y continúan con su experiencia, su aventura, con la Expedición Granadina Nanga Parbat 2016 por bandera. Suerte amigos.